Nuestras extrañas exigencias. Vicente Gallego
13:47
Paul Wolff
Para que tú me ames, para que yo conserve
tu amor más alto y
puro, sólo debo
-me dices-
cumplir una mandamiento:
no mentirte
jamás, no mentirte siquiera
cuando más necesites que lo haga,
porque tú -me aseguras-
lograrás perdonar cualquier ofensa,
cualquier traición si la confieso.
Y así, con un engaño, mintiéndote
y mintiéndome,
demandas mi franqueza más suicida.
Por tu parte,
para que yo te ame, para que tu conserves
mi
amor más alto y puro,
sólo debes cumplir un mandamiento:
no dejar
de mentirme, porque no lograría
amarte en tu verdad.
Lo que yo amo
es tu forma de engañarme.
Por lo que a mí respecta, complaceré tu
gusto:
te mentiré jurando que no miento,
y si logro tenerte para
siempre engañada,
habrás de agradecerme un amor tan sincero
que no
sienta el impulso de decir su verdad,
porque es la verdad la traición
más cobarde
y nadie necesita su confidencia cruel
por más que la
suplique.
Vicente Gallego
0 comentarios